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lunes, 8 de noviembre de 2021

PLANTAS Y ANIMALES DE VIVER (y alrededores), 2ª entrega (2ª parte de 5)


3. CERRAJAS


Nombres comunes: Cerraja, lechugilla, llitsó (y variantes fonéticas).
Nombres científicos: Sonchus sp., principalmente Sonchus oleraceus y Sonchus tenerrimus.
Familia botánica: Compuestas o Asteráceas.

 

 Ejemplar de cerraja fina, Sonchus tenerrimus

Referencias y curiosidades:

La familia de las Compuestas o Asteráceas constituye un extenso grupo de plantas, entre las que se encuentran los cardos, las manzanillas, las margaritas, las artemisas, el girasol, la alcachofa y un buen montón más de géneros, casi todas plantas pequeñas y no leñosas. Sus flores son unas características cabezuelas, cada una formada en realidad por múltiples flores, de ahí el nombre general de la familia. Por ejemplo, la alcachofa que nos comemos no es en realidad la flor de la alcachofera, sino una cabezuela de flores por abrir, y lo comestible de ellas son las bases carnosas y blandas de un tipo de hojas denominadas brácteas.

En el caso que nos ocupa, las cerrajas son unas plantas muy abundantes, típicas de los bordes de los caminos y ribazos, con una flor amarilla (en realidad una cabezuela floral amarilla). Este tipo de flor es muy semejante en varios géneros de la familia, y con frecuencia otras plantas que no son propiamente cerrajas son confundidas con éstas. Son hierbas anuales, que pueden llegar a medir un metro de altura, con unas hojas divididas en gajos y abrazadas al tallo (Sonchus oleraceus, cerraja o cerrajón), o con las hojas muy lobuladas e irregulares (Sonchus tenerrimus, cerraja fina). Las flores son de un amarillo intenso, rodeadas de una especie de “pétalos” conocidos como lígulas, con tonos púrpuras por debajo. En general las flores de varios géneros son en apariencia similares, y lo que nos servirá para identificar la planta será la forma de las hojas. Los tallos al romperse generan algo de látex. El fruto, conocido como vilano, es esa conocida “bola de pelos” que se dispersa flotando en el aire.

Las cerrajas, especialmente la fina, han sido frecuentemente utilizadas en las ensaladas y hervidos, incluso en tortilla, y mucha gente mayor todavía recuerda haberlas comido. También tuvieron uso medicinal en caldos obtenidos de mezclas de varias plantas. Asimismo eran muy valoradas como comida para animales caseros como conejos y gallinas y pájaros enjaulados.

Dentro de este grupo hay otras plantas conocidas y consumidas como el “diente de león”, con una flor con apariencia similar, si bien su estructura, hojas y tamaño son bastante diferentes, estando sus hojas sólo en la base, y tiene un tallo floral largo.

 

 Flor de una cerraja, en este caso Sonchus oleraceus

 Parte inferior de la flor de una cerraja, donde se aprecian las brácteas (verdes)
y las coloraciones púrpuras de las lígulas (amarillas)

Ámbito: en Viver se las encuentra copiosamente por muchos lugares, y sobre todo por los bordes de caminos y ribazos. Son frecuentes las dos especies comentadas, así como otras similares. Las podemos encontrar todo el año, si bien abundan en primavera y verano.

 

 Hojas de Sonchus oleraceus

 

 Hojas de Sonchus tenerrimus

 Fruto de Sonchus tenerrimus



4. ESPANTALOBOS


Nombre común: espantalobos.
Nombre científico: Colutea arborescens.
Familia botánica: Leguminosas (o fabáceas).

 

 Planta de espantalobos, con sus peculiares frutos y algunas flores

 
Referencias y curiosidades:

El espantalobos es una curiosa planta, presente en diversas zonas de Viver, de modo algo disperso, y en general muy poco conocida. Pertenece a la extensa familia botánica de las leguminosas, y como tal su fruto es una legumbre muy voluminosa y visible, aunque hueca. Es un arbusto (planta leñosa de porte bajo) que viene a medir entre uno y dos metros, con las hojas compuestas, es decir, cada hoja está formada por el conjunto de varias hojuelas o foliolos, en este caso de tres a siete pares). Florece entre mayo y junio, con una flor intensamente amarilla, de unos dos centímetros de longitud, y que tiene una curiosa vena rojiza. Es de la forma típica papilonácea, habitual en la mayoría de las leguminosas (por ejemplo las aliagas), con su gran estandarte, sus dos alas y su quilla.

Pero lo más destacable es su fruto, hinchado y hueco, de color marrón-rojizo, con un tamaño de unos cinco centímetros; cuando se seca quedan sus semillas dentro, sueltas, y al agitarlo suena como un sonajero. De ahí el nombre popular, porque el ruido asustaba a los lobos.

Fue usado en medicina tradicional, pero no es recomendable, dada la intensidad de sus compuestos. La especie no tiene mayor interés salvo la curiosidad de conocer esta característica planta con su llamativa legumbre, dentro de las tantas leguminosas silvestres que existen.

Hay otras plantas con flores similares que podrían confundirse con el espantalobos, y que podemos encontrar por Viver. Una es la retama de olor, Spartium junceum, planta abundante en los setos de las carreteras, con una flor amarilla y grande, muy olorosa, que presenta una floración intensa. Sus tallos verdes apenas presentan unas hojas pequeñas. Y otra, sin nombre común, es la Genista patens o Teline patens, planta leñosa frecuente en umbrías, que alcanza un porte de dos a tres metros, con una hoja compuesta de tan sólo tres hojuelas, y que también tiene una fragancia agradable, pero no tan fuerte como la retama de olor.

 

Flor del espantalobos, con su forma habitual de papilonácea, y su curiosa venita rojiza

 

 Peculiar fruto del espantalobos, ya casi maduro

Ámbito: en Viver y pueblos colindantes se encuentran ejemplares aislados en zonas de pinares, carrascas y matorrales, no siendo muy abundante. Una de las zonas en las que más hay es Benabal, en las partidas del Molar y de la Molinera.

 Comparación de flores y hojas: a la izquierda la Genista patens, con sus hojas de tres
foliolos, y a la derecha el espantalobos, con sus hojas compuestas de varios pares de foliolos
 Partes de una flor papilonácea, forma más habitual de las leguminosas, de tres especies diferentes
A: estandarte,   B: alas,   C: quilla
En algunas especies las alas o la quilla apenas se aprecian, ya que quedan ocultas bajo otras partes


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