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lunes, 11 de julio de 2011

PRV-63.2 TERESA - VIVER

SENDERO:     PRV-63.2
TRAMO:          TERESA - VIVER.
TÍTULO:          DE TERESA A VIVER POR EL VIEJO CAMINO DEL RÍO PALANCIA.

                                                                

Edición corregida en junio de 2018.
Autor: Paco Mas.

 
 
 
FICHA TÉCNICA:

- Distancia aproximada: 10 kilómetros.

- Tiempos aproximados de andar (sin paradas): 2 horas y 45 minutos.

- Desnivel: al seguir en gran parte el curso del agua, el desnivel a salvar, a pesar de algunos pequeños repechos, nunca es acusado.

- Tipo de camino: pistas y sendas.




REFERENCIAS GENERALES:

La ruta recorre uno de los antiguos caminos que se utilizaba para ir de Teresa a Viver (y viceversa) andando. Era el camino más corto, y aprovechaba la línea del río Palancia en gran parte, si bien solo era apto para ir a pie o con caballerías. Fue muy utilizado hasta después de la guerra civil, tras lo cual cayó en el desuso y abandono derivado del incremento del transporte motorizado por carretera. Hoy casi nadie lo utiliza con tal fin, y lo que queda se ha mantenido gracias al paso del ganado, de los cazadores, de los moteros y de los excursionistas que recorren estos parajes.

Algunos tramos de la senda original están bastante deteriorados (sea por el abandono, por  desmoronamientos, por el trazado de pistas, o por la superposición de las obras del canal de agua sobre la antigua senda), por lo que se han abierto o señalizado tramos alternativos, aspecto a tener en cuenta pues se requiere cierto hábito de andar por la montaña. A pesar del deterioro y los cambios, sigue siendo una ruta recomendable e interesante, que nos hará rememorar el camino tantas veces recorrido por las gentes de antes.


Punto de vadeo en el río, en 2017
También es necesario considerar que tras épocas de lluvias algunos tramos del río pueden llevar bastante caudal, que aparte de hacerlo más atractivo, puede dificultar algunos pasos y obligar incluso a mojarnos los pies.

Con todo, el recorrido nos permite disfrutar de bellos lugares y del sosiego del discurrir del río por parajes abandonados y solitarios. Otros tramos caminaremos por tramos asfaltados, pero siempre junto a las verdes huertas de ambos pueblos, también en parte yermas.
 
 

Por diversos motivos, la señalización con marcas de pintura que se venía haciendo de forma voluntaria desde hace años, se ha realizado por última vez en 2017, y no hay intención de seguir con ello. Si se seguirá repasando el estado de tránsito de la senda, y colocando diversos hitos de piedra. De todos modos, actualmente todo el trayecto se encuentra en buen estado de señalización, quedando todavía algunos postes indicadores de madera (a pesar de los frecuentes e incomprensibles actos de vandalismo).

Nota: el “margen” de un río o barranco se define siempre en el sentido de la corriente.


 
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA:
Desde la población de Teresa tomamos el camino asfaltado que se dirige a Benabal y al depósito de enseres, el cual se inicia en una calle a la derecha (señal indicadora), casi al final del pueblo en dirección a Viver. Seguimos durante 10 a 15 minutos la pista asfaltada hasta llegar al colladito de la Cantera, junto a un vertedero clausurado y un depósito de recogida de enseres. Esta zona perteneciente a una esquina del término de Jérica, pese al esfuerzo de restauración del antiguo vertedero, está bastante degradada. Desde el collado se ven al fondo los escarpados Cinglos de Benabal, en una profunda hoz del río.
 
 
Escaramajos, abundantes por toda esta zona
El sendero original bajaba con buen trazado justo desde el collado, pero la presencia del vertedero nos obliga a un cambio del trazado (se modificó en 2008 y en 2014, para evitar los problemas del vertedero y también de un sobrante de aguas). Por ello, giramos a la izquierda, siguiendo una pista ascendente durante unos 300 metros, y tras cruzar una acequia, buscamos las señales a la derecha, que nos bajarán a la senda antigua a través de unas revueltas un poco abruptas y un firme que no responde, evidentemente, a un trazado de senda antigua.
En sentido opuesto todo este tramo es bastante lógico de seguir.

La senda continúa con un trazado evidente y cómodo, pasando por debajo de la Peña de los Pajaritos, y descendiendo poco a poco hasta el cauce del río. Una pequeña pasarela nos ayuda a cruzar el canal de agua, que fue construido sobre el antiguo sendero, por lo que éste ya no existe en esta parte. Si el canal se mantuviese en buen estado de conservación, se podría caminar junto al mismo, como era en origen, pero el canal está en severo estado de abandono, y es complicado discurrir junto al mismo, aunque a veces se puede caminar por su borde.
En sentido opuesto y si vamos por el cauce del río, hay que estar muy atentos a las marcas para subir al canal y cruzarlo por la pasarela; el resto del tramo es evidente.

Continuamos por el cauce del río, que suele estar seco habitualmente en esta parte. Unos 300 metros después dejamos a la izquierda el barranco del Regajo que viene de Torás (el canal hace un sifón), y unos 100 metros más adelante pasamos al margen derecho del cauce (se han puesto señales de madera, pero suelen ser arrancadas por algún vándalo; en el mapa indicado como vadeo V2), siguiendo por una senda, que nos hará cruzar de nuevo el cauce (punto indicado como vadeo V1), que recorre el paraje conocido como Revuelta de la Sartén, y que es una acentuada hoz del río. Cuando la senda se acerca de nuevo al cauce, podremos ver en el mismo el Azud de las Quinchas, ahora en desuso, y que es donde antiguamente tomaba el agua la acequia con ese nombre. En poco llegamos a una frondosa zona pasando junto a unos sifones del canal y por unas losas, hasta que la senda abandona el cauce subiendo por una erosionada zona. Toda esta zona requiere estar atentos al paso abierto, y señalizado con marcas e hitos.
 
 
 
En 2017 y tras una buena temporada de lluvia y nieve, el río llevó durante todo el año agua en tramos que habitualmente suelen estar secos. La belleza y bonanza de ver el río con agua compensa (e incluso hace más interesante) las complicaciones que ello genera en el recorrido de esta ruta, y nos obliga a realizar algunos vadeos más, que intentamos explicar a continuación. Si el cauce lleva agua (hablamos de curso de agua, pero no de crecidas en caso de lluvia, circunstancia en que NO se debe realizar el trayecto), al bajar de la pasarela que cruza el canal, buscamos enseguida un posible vadeo (indicado en mapa como V4), por encima de unas piedras, o por el mismo agua. Avanzamos por un sendero hasta que no se puede seguir, y volvemos a cruzar el río (vadeo V3), casi enfrente de los sifones del Barranco del Regajo. Seguimos ahora por el margen izquierdo hasta el nuevo vadeo (V2), un tramo de senda por el margen derecho y nuevo vadeo (V1) por unas piedras grandes, y ya avanzamos sin problemas por la Revuelta de la Sartén. Todos estos puntos de vadeo han sido señalizados con grandes hitos de piedras; esperemos que la gente los respete.
 
 
 
 
 
Azud de las Quinchas, en 2017. Hacía años que no se veía así
 En sentido contrario cuando bajamos por la rampa de tierra y piedras, caminamos por el paso abierto (hitos) buscando el sifón del canal. Seguimos por la senda cómoda que nos lleva al Azud de las Quinchas, y poco antes del mismo nos vamos por la senda de la derecha que sube un poco, que tras recorrer la Revuelta, nos baja de nuevo al cauce, que vadeamos (V1), siguiendo ahora cómodamente por el margen derecho hasta un nuevo vadeo (V2). Continuamos ahora por el margen izquierdo, pasando junto a los sifones del Barranco del Regajo. Si sigue habiendo agua, vadearemos de nuevo por otro punto (V3), caminando un tramo por un sendero, y ¡al tanto!, al poco hay que vadear de nuevo (V4) parar buscar la pasarela que cruza el canal y nos sube hacia el collado de la Cantera.
 



 
 
 
Tramo del Río Palancia
Tras alejarnos un poco del cauce, seguimos sin problemas por un cómodo sendero que discurre por unos bancales abandonados. Esta parte del trazado sustituye al antiguo sendero, que iba poco más abajo por una zona hoy desmoronada. Continuamos entre abundantes aliagas y pinos, por buen paso. Dejamos un poste señalizador de la Cueva Negra (pequeño abrigo situado en la orilla opuesta), y volvemos cerca del cauce, donde si nos fijamos podremos ver los restos del Azud de Pocopán. Al poco llegamos al salto de las Peñas Rubias (poste señalizador), destacado lugar por la belleza de las rojizas rocas que lo conforman, llenas de oquedades y formas curiosas. Cuando llueve copiosamente, llega a saltar por la cascada un importante caudal; ni que decir que no debemos estar entonces por ahí. La zona de la cascada está equipada para descenderla en cuatro rápeles de cuerda. También es posible que podamos ver alguna rapaz que utiliza la zona como oteadero. Cruzamos la zona entre grandes bloques de piedra (atentos a la señalización) y algunos restos de basuras del antiguo vertedero que estuvo situado en la parte alta.
En sentido contrario no hay ningún problema, seguir el único y lógico sendero.







Las Peñas Rubias
Pasado el salto, seguimos paralelos al río pero algo alejados, dejando atrás las paredes de las Peñas Rubias. El sendero sigue junto a bancales, muchos de ellos abandonados y atravesando algunos accesos de pistas. Cruzamos el pequeño Barranco de los Vallejos (poste señalizador), donde cerca todavía podemos ver el acueducto de la acequia del riego de Pocopán, hoy totalmente abandonado. Al poco comenzamos a ascender suavemente por el sendero bien definido, llegando a una propiedad que rodeamos por la derecha.
En sentido opuesto tomar la senda bordeando la propiedad, y seguirla de modo lógico, siempre bastante directa, descartando diversos desvíos.


 
Continuamos ya por una pista apta para coches, y poco después atravesamos un camino asfaltado (que baja a la Masada del Río y al camping), hasta llegar a otra pista asfaltada, que tomamos a la izquierda, ya cerca de un pequeño collado, el de la Torre.
Atentos a este desvío a la derecha si se realiza la ruta en sentido opuesto, desvío que deja la pista asfaltada, al pasar el collado tras las “rocha” (o subida) de la Torre.





Seguiremos siempre este camino asfaltado hasta Viver, bajando primero la empinada Rocha de la Torre, y viendo a nuestra derecha los restos de la misma, de posible origen árabe. Siguiendo entre verdes campos de frutales y huertas, algunos de ellos hoy también abandonados, llegaremos a Viver por la Rocha Palmera, que nos desemboca en el parque del Chorrillo.
Si se realiza la ruta en sentido opuesto, iniciarla en la bajada que hay entre el parque del Chorrillo y un pequeño parque infantil, y seguir siempre el camino principal.

PERFIL DE LA RUTA:
 
 














 

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