PLANTAS Y ANIMALES DE VIVER (y alrededores), 1ª entrega (1ª parte de 5)
Nota previa: a este primer documento (primera entrega), seguirán posiblemente otros (segunda, tercera,... entregas) sobre la misma temática; la presente entrega se ha dividido en cinco partes para facilitar su publicación, correspondiendo esta entrada del blog a la primera de dichas partes. En la entrada correspondiente a la última parte, la quinta, se facilitará un enlace en el que se podrá consultar íntegramente esta primera entrega.
Diciembre de 2020.
Autor (texto y fotografías): Paco Mas.
Colaboradores: Miguel Carles-Tolra, José Juesas, José Ángel Cobo, José Antonio Martínez.
Viver es un pueblo perteneciente a la comarca del Alto Palancia, en la provincia de Castellón, Comunidad Valenciana, España. Su término oscila entre los 500 a 1000 metros de altitud. Su clima es meso-mediterráneo. Sus cultivos principales lo constituyen los almendros y olivos, mientras que en los árboles y matorrales silvestres son más abundantes los pinos, carrascas, coscojas, romeros, y aliagas.
PRESENTACIÓN:
Se presenta en esta ocasión un documento divulgativo acerca de algunas especies de flora y fauna localizados por el término de Viver y alrededores. En esta primera entrega se aportan cinco especies de plantas y cinco grupos de animales. Más adelante se realizarán otras entregas, a modo de continuidad.
Este trabajo no pretende ser completo ni exhaustivo, sino que más bien tiene un carácter diverso y aleatorio. Su finalidad es meramente divulgativa, y desea mostrar y dar a conocer varias características generales de algunas de las plantas y animales que forman parte, aunque nunca nos hayamos parado a pensarlo, de la gran diversidad existente en nuestro pueblo. Algunas de estas especies son bien conocidas, mientras que otras apenas son distinguidas. La idea de realizar este documento es la consecuencia de la voluntad de dejar por escrito ciertas curiosidades que tantas veces cuento a la gente en las rutas por el campo, fruto de su curiosidad e interés, y también, ¿por qué no?, de mi propio deleite.
La elección de las especies ha sido, como se ha dicho, un tanto aleatoria, si bien dos factores han contribuido principalmente a aquella: por un lado el conocer determinadas curiosidades que consideramos pueden ser de interés para mucha gente, y por otro lado la disposición de material fotográfico propio del autor.
Para cada especie o grupo se aporta:
Nombres comunes y científico de la especie o del grupo.
Varias fotografías.
Referencias y curiosidades.
Ámbito, o detalle del lugar de localización.
En esta primera entrega vamos a ocuparnos de las siguientes especies de plantas y animales:
1. Azarollero.
2. Cornicabra.
3. Rebollo.
4. Aliaga.
5. Aliaga parda.
6. Sírfidos.
7. Arañas cangrejo.
8. Mariquitas.
9. Abejas diversas.
10. Picudos.
La información que se aporta es el resultado de diversas lecturas durante años, tanto de libros como de páginas de internet, así como de consultas con personas expertas. En lo referente a internet hay que destacar el portal de Wikipedia, aunque también hay otras webs de herbarios y algunos blogs muy interesantes. No obstante, deseo comentar tres fuentes documentales especialmente relevantes para mí, a lo largo del tiempo:
- “Plantas medicinales, el Dioscórides renovado”, Pío Font Quer. Libro clásico donde los haya, es un extenso trabajo que recoge mucha información sobre plantas de España, tanto de aspectos puramente botánicos como de etnobotánica. La primera edición fue en 1961, pero ha sido reeditado bastantes veces con posterioridad.
- “Guía del Incafo de las plantas útiles y venenosas de la Península Ibérica”, Incafo. Diego Rivera y Concepción Obón. Otro libro clásico, orientado principalmente a la etnobotánica, fruto de la espléndida colección del Incafo en los años 80 y 90 del pasado siglo XX.
- “Cuadernos de El Cárabo”. Conjunto de cuadernos que se empezaron a editar en los años 80 del siglo XX, vinculados a la editorial Quercus, sobre diversos temas de plantas y animales, con un afán ameno y divulgativo. Supuestamente dirigidos a adolescentes, en realidad gustan a cualquier persona aficionada a la naturaleza. Todavía en activo, recientemente se ha editado el nº 90. Es posible suscribirse, e incluso comprar toda la colección o números sueltos anteriores. También es posible “regalar” la suscripción a otras personas, ofreciendo la posibilidad de realizar un bonito y asequible regalo a nuestras amistades amantes de naturaleza.
1. AZAROLLERO
Nombres comunes: azarollero (y otras variantes locales similares), serbal común.
Nombre científico: Sorbus domestica.
Familia botánica: Rosáceas.
Azarollero en otoño |
Referencias y curiosidades:
En general es un pequeño árbol, aunque a veces puede llegar a alcanzar un buen porte. Crece tanto cultivado como asilvestrado, por campos y montes de diferentes pueblos del Alto Palancia, preferentemente entre los 500 y los 1000 metros de altitud.
De la familia de las rosáceas, está emparentado con plantas tan conocidas como el rosal, el zarzal, el espino albar, el cerezo, el ciruelo, el almendro, etc. En estas zonas se le llama azarollero (y muchas otras variantes locales), pero su nombre oficial en castellano es el de serbal común. No debe confundirse con el serbal de cazadores, muy conocido por sus ramos de frutos y de la misma familia, pero que no hay por estas tierras, siendo típico de otras zonas más frías.
En el otoño adquiere unas coloraciones amarillas y luego rojizas que embellecen el monte. Además, al estar comúnmente asociado a otras especies también de hoja caduca como cornicabras y rebollos, entre todas ellas forman rincones de gran vistosidad paisajística.
Produce un fruto pequeño, a modo de minúscula pera, muy áspero cuando está verde, pero que es muy dulce cuando ha madurado, aunque parezca que se ha echado a perder por la blandura y el color adquiridos. Antiguamente era muy apreciado por la gente del campo, primero porque no exigía cuidados, pero también porque se recolectaba en verde, y se dejaba madurar poco a poco, colgado o sobre cañizos, hasta volverse modorro (dicho de un fruto, que pierde el color y empieza a fermentar). Aportaba así durante un tiempo golosas frutillas, aunque con un tono de acidez propio. Los frutos se recogen en septiembre y octubre.
Sería deseable repoblar más con esta especie, especialmente en jardines y otros espacios recreativos, por su fácil adaptación y su belleza otoñal.
Azarollero totalmente silvestre, con las primeras coloraciones otoñales |
Azarollas verdes, todavía incomestibles |
Ámbito: en Viver y pueblos colindantes se encuentran ejemplares aislados, no siendo muy abundante. Abunda más en los pueblos que tocan con la provincia de Teruel (donde también es más frecuente). Gusta de lugares húmedos, aunque a veces se localiza en solanas.
2. CORNICABRA
Nombres comunes: cornicabra, terebinto.
Nombre científico: Pistacia terebinthus.
Familia botánica: Anacardiáceas.
Hojas de cornicabra en otoño |
Referencias y curiosidades:
Es un pequeño árbol silvestre, o con frecuencia un gran arbusto, distribuido por gran parte de la comarca del Alto Palancia, si bien es más abundante en los pueblos de más altitud.
Emparentado con el lentisco (Pistacia lentiscus), planta también muy abundante a menor altitud, al que viene a sustituir entre las cotas de 400 y 500 metros. En las zonas de menor altura la cornicabra solo se sitúa en las umbrías. Es de hoja caduca (el lentisco es de hoja perenne), y en otoño adquiere coloraciones amarillentas y rojizas muy bonitas. Otras plantas con las que está emparentado es con el anacardo y con el pistacho (ninguna de las dos es silvestre en la Península).
Produce unos frutos que son como bolitas rojas, en ramilletes, en principio no comestibles para nosotros (aunque sí hay referencias de comerse en otras zonas y épocas). Hay que decir que tiene los pies separados por sexos, unos pies son masculinos y otros femeninos, siendo éstos últimos los que, evidentemente tienen frutos. Pero tal vez el detalle más curioso de esta planta son sus agallas, hinchazones que se producen en las hojas, a modo de enfermedad, y causadas en este caso por pulgones. Estas agallas, cuando engordan, recuerdan a un cuerno de cabra, de ahí uno de los nombres de la planta. Si abrimos estas agallas cuando ya son grandes podremos observar los cientos o miles de pulgones que se crían en su interior, que en su última fase ya son alados.
Otra de las curiosidades es que de su corteza se extrae la trementina. De esta sustancia, que es básicamente una resina, considerada de bastante calidad aunque poco productiva, se extraen otros subproductos (medicinas, aceites, disolventes, ...). Tiene un fuerte olor muy característico, el del aguarrás, que es en sí trementina. Cuando abrimos una agalla o tocamos mucho la planta, se nos quedará este olor en las manos, además del tacto pegajoso (ésto debido a la melaza de los pulgones). De las agallas también se obtenían tintes.
Es otra de las especies con las que sería deseable repoblar más frecuentemente, especialmente en jardines y otros espacios recreativos.
Frutos de la cornicabra |
Agallas de cornicabra |
Ámbito: en Viver y pueblos colindantes se encuentran ejemplares en las laderas de umbría, combinados con carrascas, rebollos, azarolleros, pinos, guillomos, etc. En los pueblos de la franja lindante con Aragón son más abundantes, y a veces forman casi bosquecillos propios.
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